
Nada molesta y humilla más al parcial y antipático público de «Roland Garros» que una victoria de Rafa Nadal.
Décadas llevan sin un francés en los tramos finales de su torneo. No es culpa de Nadal. Y Nadal cuenta con otros enemigos en España. Los españoles que no quieren serlo. No deja pasar ocasión Rafa de abrigarse con la Bandera de España en cada ocasión que triunfa. Y claro, los rebaños del retroprogresismo rebuznan. Rubalcaba no se ha atrevido con Rafa como con Marta Domínguez. Rafa Nadal representa todo lo contrario que el agonizante socialismo. La honradez, el trabajo, el talento y el patriotismo.
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