martes, 19 de enero de 2016

Ruzov

investigador de culturas orientales Vyacheslav Ruzov en uno de sus artículos se refirió a la experiencia de los sabios de la India. Él razonó sobre lo que es el misterio y de lo que en realidad no hay que difundir en público.

  1. Lo primero que no es necesario difundir son tus planes para el futuro. Evita hablar de ellos hasta que estos no se cumplan. Ninguna de nuestras ocurrencias son ideales, es más, tienen una gran cantidad de debilidades, por lo cual es muy fácil golpearlas y destruirlas todas.
  2. En segundo lugar, no debes compartir el misterio de tu caridad. Un buen acto es algo extraordinario en este mundo, y justo por eso debes guardarlo como tu tesoro más valioso. No te alabes por tus buenas obras. Este tipo de actitud puede conducir rápidamente a la arrogancia, y esta no es la mejor característica que puedes tener. ¿De acuerdo?
  3. En tercer lugar, no hay que demostrarle a todo el mundo tu austeridad. No comentes de un lado a otro tus limitaciones en tu alimentación, sueño, relaciones sexuales, etc. La austeridad física trae beneficios, solo si está en armonía con tu parte emocional.
  4. En cuarto lugar, es necesario callar sobre tu valentía y heroísmo. Todos nosotros nos enfrentamos a diferentes tipos de pruebas cada día. Unos reciben pruebas externas y otros internas. Las pruebas externas se ven, y por ser vistas, la gente recibe recompensas, pero nadie se da cuenta de la superación de las pruebas internas, por eso por ellas no se recibe ninguna recompensa.
  5. En quinto lugar, no vale la pena divulgar tu conocimiento espiritual. Es solamente tuyo y no hay por qué compartirlo con nadie. Revélalo a otros solo en caso de que sea realmente necesario, no solo para ti, sino también para los demás.
  6. En sexto lugar, y en especial, lo que no debes compartir con otros son tus conflictos de hogar y vida familiar. Recuerda, mientras menos hables de los problemas de tu familia, más fuerte y estable será. Las discusiones son para deshacerte de la energía negativa que se ha acumulado en el proceso de diálogo. Mientras más hables de tus problemas más creerás en ellos.
  7. En séptimo lugar, de lo que no vale la pena hablar es de palabras feas que escuchaste de alguien durante tu jornada. Te puedes manchar las botas en la calle, como también puedes manchar tu conciencia. La persona que al llegar a casa cuenta todo lo tonto que ha escuchado por la calle, no se diferencia de la persona que llega a casa y no se quita los zapatos. 

miércoles, 13 de enero de 2016

Leído en ABC - Salvador Sostres.

El domingo me enfadé con mi mujer, y aunque no está bien que lo diga yo, creo que con toda la razón.

Ayer por la tarde todavía no me había pasado el enfado, porque aunque no soy rencoroso, se trataba de un viejo tema de discusión que me subleva que una mujer inteligente como ella no sea capaz de entender. Y cuando puse a dormir a la niña, sobre las ocho y media, me extrañó que mami aún no hubiera llegado, y mientras terminaba el artículo de ABC sobre el Balón de Oro de Messi recordé que hace unos días me dijo que el lunes cenaba en casa mis padres. Oh, Anna. Yo aquí enfadado contigo por una viejo disputa, irritante pero sin ninguna importancia, y tú con dolor de garganta, y una tos más molesta que yo, aguantando para mí el hilo delgado que aún me une con mis padres. Cuando recordé dónde estabas me avergoncé de haberte gritado el domingo, y haber prolongado tanto mi enfado.

Tendríamos que pensar siempre dónde está la persona con la que nos hemos enfadado, pensar qué hizo ayer o qué hará mañana y si realmente estamos tan enfadados o creemos que podemos estarlo.

¿Qué es tener razón comparado con la compasión de la mujer que te ama y que te ve incapaz, indefenso y arrinconado, y va la noche de un lunes, con dolor de garganta, a una cena que ni el va ni le viene con los suegros para llegar donde tú no llegas, y hacer lo que tú no eres capaz de hacer? ¿Qué es una arrogante vieja disputa en comparación con ese amor tan humilde y tan nuevo? ¿En nombre de qué suficiencia olvidamos que si no tuvieran con nosotros más piedad de la que merecemos ya nos habríamos quedado solos?

Tendríamos que guardar silencio, de vez en cuando. Sobre todo los que de tanto hablar del amor que damos nos olvidamos del amor que necesitamos.

Tendríamos que guardar silencio. Y acariciar las manos suavísimas y lentas que todo nos lo han dado, y que de los charcos más sucios nos han rescatado, sin reprocharnos jamás la torpeza ni pedirnos nada a cambio.

sábado, 9 de enero de 2016

Diez sugerencias para 2016 - Cear Vidal.


1. Por encima de todo no se deje dominar por la preocupación o la angustia. Es cierto que habrá situaciones que no pueda arreglar, pero, aun así, el año concluirá al cabo de doce meses y la vida continuará. Cuantos menos sofocones se lleve mejor. 
2. No se deje enredar por el apresuramiento y la prisa. Jesús dijo que había que observar los lirios del campo y las aves del cielo. No podrá hacerlo corriendo y sin tomarse tiempo para reflexionar con calma. Por eso, no permita que los políticos, los medios y otros expertos en manipulación lo aceleren engañándolo. Piense en todo con sosiego y tranquilidad. Contemple la realidad de las cosas y no lo que le venden como tal y, con seguridad, le irá mejor. 
3. Procúre ser y olvídese de tener. Lo que haya ganado honradamente con su esfuerzo intentará quitárselo, con razón o sin ella, el Montoro de turno porque los vampiros de hoy no ceden ni ante las ristras de ajos. El sistema se ha afianzado como un inmenso mecanismo de expolio de las clases medias en favor de las castas privilegiadas así que espérese lo peor. La prima de riesgo, el mercado de valores, la deuda pública, la Agencia tributaria o el sistema financiero tampoco están para echar cohetes. No ponga su corazón en nada de eso. Sin embargo, lo que usted sea interiormente no podrá arrebatárselo nadie jamás. Sea, por lo tanto, o, al menos, intente ser lo mejor. 
4. Saboree cada instante grato de su vida. Ciertamente, los buenos momentos no regresarán jamás, pero sí podrán quedar almacenados para aquella época difícil en que necesite recuerdos que endulcen su vida. Puede que los precise y mucho. 
5. No espere soluciones de los políticos. Los primeros de entre ellos se las ven negras para arreglar su propio porvenir o simplemente para no acabar en el banquillo. Hay excepciones, pero recuerde que usted les paga el sueldo y – salvo que sea usted un rufián incrustado en cualquiera de las administraciones gracias a ellos – no viceversa. Son incapaces de formar gobierno y de hacer lo que deben con que imagínese si les importa ayudarle a usted y a los suyos. 
6. Cuide de sus amigos. Los verdaderos son extraordinariamente escasos y no tienen precio. Los descubrirá con enorme facilidad en las situaciones difíciles. Si permanecen a su lado, son amigos. Si miran para otro lado, le abandonan o incluso se suman al linchamiento, es que no ha perdido usted nada al perderlos de vista. 
7. Escuche a todos con paciencia y educación. Hágalo igual que si se tratara de su padre o de su hijo, pero sea prudente con los que lo adulan, lo envidian o lo aborrecen. Por regla general, su opinión no vale ni siquiera esa sustancia que se pisa por descuido en ocasiones y que deja un olor desagradable. Y tampoco permita que lo lleven a malgastar su tiempo. Con seguridad, el suyo es más valioso que el de los pelmazos. 
8. No pierda tampoco un instante con los que se duelen porque a usted le van bien las cosas. Si quieren sufrir porque usted es feliz, allá ellos o, dicho en otras palabras, si se quieren condenar que se condenen. 
9. Lea con calma y atención la Biblia. Los tiempos son difíciles y la ansiedad acecha detrás de cada esquina, pero, precisamente por ello, cuando todo se tambalea – y ya lo creo que se tambalea todo - son más precisas que nunca las verdades eternas 
y 10. Confíe en Dios. Sin límites y sin que lo aparte de esa confianza lo que puedan hacer los demás. Es, con diferencia, el Único que ofrece una garantía del cien por cien. Lo dice alguien con no poca experiencia en ser objeto de las traiciones más repugnantes. Dicho lo cual: les deseo un felicísimo y luminoso año 2016.