domingo, 19 de octubre de 2008

EL CUARTO ESTADO. Cacho - El Confidencial.

Parece que esta no ha sido la última cena -o almuerzo- de Jesús Zapatero con los doce apóstoles de la prensa, que ha habido alguna más en el pasado reciente en torno a asuntos tan espinosos como la fallido proceso de paz con ETA, lo cual explica muchas cosas. La fundamental: que este tipo, capaz de mentir o negar la realidad con el mayor desparpajo, pueda salir vivito y coleando, sin coste político alguno, de los callejones sin salida a los que le conduce la osadía trufada de ignorancia que le distingue. El fenómeno se ha vuelto a repetir estos días. El tipo que hasta ayer negaba la existencia de la crisis, se pasea hoy por el prado y mata moscas con el rabo con aire de haber descubierto la penicilina, simplemente porque ha sabido subirse en marcha al tren de las medidas adoptadas por otros países, iniciativas que hasta el domingo 5 de octubre rebotaban como dardos de insidia contra los cristales del despacho de un petrificado ZP.
Dos semanas después, el tipo piafa y gallea ufano, protegido por el muro de silencio construido en su derredor por los señores de la prensa a los que recibe en secreto. Deslumbrante paradoja a la española: un presidente que a duras penas puede hacer aprobar los PGE por la minoría parlamentaria de que dispone, parece gozar de un poder sin parangón –superior incluso al de Franco desde el punto de vista económico-financiero-. Controla el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que ha dejado de existir como poder independiente. Con los sindicatos por guardia de corps, se encama con la banca, mientras los dueños de los media –que esperan como agua de mayo su propio Plan de Rescate a lo Paulson- comen en su mano. Se entiende así que el artista no haya considerado pertinente pedir disculpas a la ciudadanía por tan contumaz desvarío a la hora de negar cualquier atisbo de crisis.



La realidad, sin embargo, es tozuda. Por fortuna, parece que las iniciativas de los Brown, Sarko y compañía, rebotadas aquí con presteza por Zapatero, han evitado la quiebra del sistema de pagos, pero, tras el triunfalismo consiguiente de los simples, el manual se impone: sigue su marcha inapelable la recesión de libro a que estamos abocados los españoles, fenómeno que, por desgracia, tiene pinta de ser una depresión capaz de enviar a 4 millones de españoles o más al paro. La evidencia es tan obvia que no se entiende el ataque de nervios de que parece haber sido víctima el entorno de Rajoy. Solo en el horizonte de esa crisis podría inscribirse con cierta lógica, por más que perversa, la iniciativa de cierto juez decidido, ¿con el aliento del Gobierno?, a investigar los crímenes cometidos durante guerra civil y dictadura, especie de causa general contra el franquismo orientada a reescribir la Historia. Solo una democracia como la nuestra, asediada por todo tipo de corrupciones, es capaz de consentir que aventureros como Garzón campen a sus anchas sin que nadie les llame al orden. El Campeador se enfrenta a la tarea de desenterrar fosas comunes por las cuatro esquinas. “España entretenida en destrozarse a sí misma”, que dice Víctor Pérez-Díaz. Hercúlea labor de años, que mantendrá a la derecha ocupada y a defensiva, prisionera de los fantasmas del pasado. Cientos de fosas y millones de parados. Silencio, se rueda. Tenemos dictablanda progre para mucho tiempo.

No hay comentarios: