Lo más escalofriante es que es una mano de obra barata para ellos pues las vidas que se ponen en juego no son las de las élites, sino las nuestras. que apoyan el enorme negocio del tráfico de seres humanos que es la inmigración masiva.
Una vez probado que la inmigración es subsidiada y sustrae más recursos de los que aporta, sin tener en cuenta su falta de productividad y el coste de oportunidad de dedicar ingentes cantidades de recursos a los que vienen, los defensores de la inmigración masiva en Europa han reducido su postura a la peor de todas las mentiras para reivindicar la inmigración masiva, el buenismo humanitarista de ayuda al desvalido, en esa visión clasista sobre el extraeuropeo.
La sustitución del orden natural por el orden estatal ahora en su forma globalista.
. Cuando una sociedad considera una virtud buenista tolerar la impunidad de crímenes, en realidad no es una comunidad de bondad preocupada por los llamados “derechos humanos”, sino una sociedad cruel con el débil de su propia nación, con el que es implacable.
El buenismo es el término para ocultar que han arrebatado al pueblo su derecho a vivir y trabajar de forma digna en su propia tierra, en su patria. El buenismo es la tiranía de la debilidad con la excusa de un falso humanismo centrado en mentiras ciego al dolor del propio hermano.
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