Trump dijo que un país tiene que controlar sus fronteras y echar a los delincuentes que llegan de otros países (y tiene razón). Trump dijo que quiere acabar con la epidemia de opiáceos, tras la que está la larga mano intelectual de China y la acción del peón mexicano (y tiene razón). Trump dijo que no se va a disparar en el pie económicamente con el Green New Deal de los demócratas y que cada estadunidense «podrá comprar el coche que quiera» (y tiene razón). Trump dijo que se acabó el wokismo, las teorías de género y las censuras de la corrección política (y tiene razón, y hasta daban ganas de aplaudirle cuando proclamó algo tan obvio como que «solo hay dos géneros, hombres y mujeres»).
«En América lo imposible es lo que hacemos mejor», proclamó en una de sus mejores frases. Y me dio una secreta envidia, sufriendo como sufrimos a un rencoroso gobernante que solo nos propone ideología resentida y clichés antieconómicos de la izquierda. Un gobernante que va dando lecciones de democracia mientras la desmonta ante nuestra mirada y se sostiene en el poder sin ganar las elecciones con el apoyo de los más sañudos enemigos de su propio país.
Provoca una risa sardónica ver la cutre-cobertura de TVE sobre la investidura, despanzurrando a Trump, y la desesperación ante su llegada del tertulianismo de cámara cuando tenemos en casa lo que tenemos.
https://www.eldebate.com/opinion/20250120/make-spain-great-again_262707.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario