domingo, 3 de noviembre de 2024

La tragedia de los atentados de Atocha, otro sapo que los españoles se tragaron sin rechistar, volvió a entronizar al PSOE en el poder, un PSOE agraz, guerracivilista, dispuesto a ganar desde el BOE una guerra que perdió en el campo de batalla y a reescribir su infamante comportamiento durante una dictadura en la que estuvieron desaparecidos. Ni estaban ni nadie les esperaba. La guinda la puso la llegada al poder en 2018 de un amoral, además de psicópata de manual, a medio camino entre los autócratas tipo Erdogan y los dictadores pachangueros latinoamericanos estilo Maduro. Un tipo sin principios dispuesto a vender la nación al mejor postor con tal de seguir en el poder. Un aventurero decidido a enriquecerse, Sánchez & Esposa, nuestros Ceausescu, en una bacanal de corrupción sin parangón. 

Sobre este deprimente horizonte, tragedias como la de Valencia capaces de poner de manifiesto los lacerantes desajustes de la organización del Estado logran sacar a la superficie toda la rabia, todo el resquemor acumulado de una población permanentemente defraudada por unas elites formadas por vividores del erario  incapaces de asumir ninguna responsabilidad, individual  o colectiva, cuando vienen mal dadas.

Por cierto, en 2019, siendo Puig presidente de la Comunidad Valenciana y el comunista Joan Ribo alcalde de la capital, ambos proyectaron recuperar el antiguo cauce del Turia eliminando el desvío construido durante el franquismo y que tantas vidas ha salvado en esta ocasión. Basta leer el diario Levante del 12 de febrero de 2019: “València quiere recuperar el río Túria 50 años después de perderlo”.

Porque, ejemplo, solo un pueblo de eunucos morales puede consentir que una familia española no pueda educar a sus hijos en español en cualquier punto de España.

https://www.vozpopuli.com/opinion/gota-fria-estado-autonomias.html

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