Endofobia se llama, y no se da sólo en los USA. En Europa somos especialistas en odiar lo europeo pasado y presente y desear un futuro lo menos europeo posible. Y los maestros indiscutibles somos los españoles, insuperables en el odio a nosotros mismos. En Hispanoamérica se llama indigenismo y en España se llama separatismo, y tanto éste como aquél cuentan desde hace muchas décadas con el apoyo entusiasta de la inmensa mayoría del progresismo. El día en que se presente candidato a la Moncloa un inmigrante ilegal debidamente nacionalizado por la política de puertas abiertas de los gobiernos españoles y la Unión Europa, da igual que sea un hispanoamericano resentido contra Hernán Cortés o un africano musulmán que no sepa ni ubicar España en un mapa, conseguirá millones de votos de una izquierda encantada de acabar con esa España que tanta alergia le provoca.
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