Mientras en la superestructura se libraba una batalla sin escrúpulos, abajo se libraba otra mucho más silenciosa: la de millones de personas intentando cuadrar su vida con una economía que no se corresponde con ellos, sino con un país cada día más empobrecido, más estancado y más desordenado. Para un joven español, atrapado entre sueldos ridículos y viviendas que no existen, las estrategias de resistencia numantina del presidente son un eco lejano. Su drama ocurre en un territorio mucho más íntimo: la imposibilidad de proyectarse, de formar una familia, de imaginar siquiera un horizonte. Paradójicamente, en ese drama es donde empieza a formarse la esperanza.
La tormenta institucional avanza, sí. Pero es esa presión profunda, la del país real, la que puede marcar el verdadero final de esta etapa.
https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2025-11-28/espana-punto-fractura-articulo-javier-benegas/
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