viernes, 7 de noviembre de 2025

La escenificación de la comparecencia del fiscal general. No se sentó en el banquillo, como cualquier ciudadano acusado. Se presentó con toga y puñetas y ocupó el estrado, el lugar simbólico del que encarna la Justicia, no del que ha de responder ante ella. Se ha argumentado que esta anomalía se debe a que el Supremo no decretó su suspensión cautelar y que despojarlo de los atributos de su cargo habría supuesto prejuzgarlo.

La explicación puede parecer correcta. Pero la Constitución es más convincente que cualquier absurdo protocolo: exige que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley. Uno responde ante la ley o representa a la ley, pero no ambas cosas a la vez. No se juzga a la Fiscalía, sino a un individuo, a un ciudadano que en deberes y derechos es igual a todos los demás. Si el cargo protege al hombre, en lugar de ser el hombre quien responde ante la ley como cualquier otro, la igualdad jurídica desaparece. Y el juicio deja de ser juicio para convertirse en escenificación. Lo que importa ya no es la prueba, sino la significación simbólica: no habría delito, habría lawfare; no habría responsabilidad individual, habría persecución institucional.

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2025-11-07/nada-que-ves-cierto-articulo-javier-benegas/

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