Caerá la Santa Cruz y caerá luego lo demás. Porque un pueblo que permite que se viole impunemente lo más valioso que tiene, es un pueblo destinado a padecer las mayores injusticias y aberraciones. Por no levantarnos contra lo más grave, terminaremos tragando hasta lo más indigno, hasta lo más bajo y degradante. Si nadie lo remedia, y espero equivocarme, tendremos el justo castigo a la cobardía compartida de cruzarnos de brazos mientras nos robaban lo más preciado que hemos tenido desde siempre.

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