EXPAÑA, históricamente, ha sido un país donde la picaresca ha convivido con la virtud, pero la gran diferencia radica en qué fuerza prevalece en los momentos críticos. Si el narcotráfico logra permear los engranajes de la administración pública, si la connivencia se convierte en costumbre y el escándalo en rutina, nos encaminamos hacia una realidad donde la honestidad se torna un obstáculo y la corrupción, una herramienta de supervivencia.
Cuando una sociedad normaliza el envilecimiento de sus instituciones, el problema deja de ser el narcotráfico y pasa a ser el país mismo.
Palabras
https://www.eldebate.com/opinion/20250212/ojo-cuidado-problema-narcoespana_269308.html
En el ámbito político, este fenómeno se refleja en la progresiva desaparición del debate racional, sustituido por una confrontación de “identidades” donde importa más quién habla que lo que se dice. La verdad deja de ser un valor objetivo y se moldea según la conveniencia del grupo al que se adhiere cada individuo. La corrupción se minimiza si la cometen los propios, la justicia se descalifica si afecta a los afines y el error ajeno se magnifica para sostener la trinchera y el “muro”.
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