Poco podemos esperar de nuestra clase dirigente. Christoph Heusgen, el presidente de la Conferencia de Seguridad, subió al escenario para despedir las jornadas. De repente, y tras mencionar el discurso del vicepresidente americano, se puso a llorar. Un hombre hecho y derecho a lágrima viva como un monumento a la vergüenza ajena. El ejemplo perfecto de la blandura de Europa. Este mismo Heusgen se reía hace unos años cuando Trump advertía a Alemania de la imprudencia de depender del gas ruso. De la risa al llanto, como los niños. Con lo que hemos sido.
https://www.vozpopuli.com/opinion/las-tosecitas-de-europa.html
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