PALABRAS
Asistimos a una demolición sin precedentes de la nación expañola, ejecutada con la precisión de un bisturí y la frialdad de quien no tiene escrúpulos en trocar el interés general por su propia supervivencia política. El PSOE, lejos de ejercer un papel de garante de la cohesión nacional, se ha transmutado en el vehículo de una fragmentación acelerada, impulsada por un mercadeo incesante de cesiones que erosionan los fundamentos de nuestro Estado.

Más allá del evidente oportunismo gubernamental, lo que resulta más desconcertante es la anuencia de una parte significativa de la sociedad, que, ya por indolencia, ya por un alarmante déficit de discernimiento, válida con su silencio, o su voto, esta deriva. No es solo una cuestión de traiciones políticas, sino de una preocupante ausencia de autoestima nacional, de un desapego suicida hacia el propio país, como si EXPAÑA fuera una entidad prescindible y no la casa común de todos sus ciudadanos.

El problema no es solo que el PSOE haya aceptado el discurso supremacista de los nacionalismos periféricos, sino que ha abrazado su lógica de privilegios y desigualdades con entusiasmo. Se gobierna bajo el chantaje de minorías que desprecian la nación, mientras la mayoría del país es reducida a un papel de comparsa impotente. No es una simple cuestión ideológica: es la transformación de EXPAÑA en un Estado de categorías, donde unos pocos mandan y el resto debe resignarse a pagar la factura.

El desguace de la soberanía, la cesión de competencias sin freno, la indulgencia con quienes han desafiado la legalidad, todo ello nos habla de un proceso de disolución deliberada. Lo más grave, sin embargo, es que no parece haber una reacción proporcional al ataque. Si la ciudadanía no despierta, cuando lo haga, puede que solo quede el esqueleto de lo que una vez fue EXPAÑA.

La pregunta de rigor, ¿existe oposición en EXPAÑA?

https://www.eldebate.com/opinion/20250209/psoe-culpable-desguace-espana_268550.html