lunes, 17 de marzo de 2025

 Palabras

El problema de la derecha en España no es solo su capacidad de aprendizaje, sino su juego con reglas que la izquierda nunca se respeta. La izquierda concibe la política como una guerra total, mientras que la derecha sigue creyendo en un marco de juego limpio que ya no existe. Se escandaliza ante cada nueva felonía del PSOE y su maquinaria propagandística, pero rara respuesta con la determinación necesaria para defender su espacio propio.

El dóberman de 1996 fue una caricatura burda, pero efectiva. En 2004, la manipulación del 11M fue letal. En 2018, la moción de censura con aliados, que hasta ayer eran enemigos del EXPAÑA, demostró que no hay escrúpulos cuando se trata de mantenerse en el poder. Hoy, con la amnistía y la demolición de la separación de poderes, el PSOE y sus socios han elevado la orientación hasta niveles inéditos.

La derecha sigue sin entender que el PSOE y la extrema izquierda no la consideren un adversario legítimo, sino un enemigo al que hay que exterminar políticamente. No buscan hay alternancia, busca hegemonía. Por eso, cada vez que el PP trata de jugar a la hora de la moderación y los consensos, simplemente está cediendo terreno hasta el siguiente ataque. La única estrategia posible no es la complacencia ni la tibieza, sino la confrontación sin complejos. Ahí está la clave: entender que no se puede apaciguar a quien quiere borrarte del mapa.


Es una guerra sin pólvora, pero con trincheras en cada telediario, en cada ley exprés y en cada eslogan vacío. Una guerra donde el léxico se manipula como munición y el pensamiento crítico es el primer objetivo a abatir. Quien no se dé cuenta… bueno, para eso están los ingenieros sociales, siempre listos para ofrecerle un cómodo relato prefabricado.

https://www.eldebate.com/opinion/20250317/no-sean-panfilos-eran-son-doberman_279265.html


No hay comentarios: