viernes, 14 de marzo de 2025

 Palabras

Los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels, concebidos para la manipulación de masas, encuentran un amenazador paralelismo en las estrategias comunicativas y políticas del actual gobierno de Pedro Sánchez y sus aliados socialistas y comunistas en EXPAÑA.

La simplificación y el enemigo único son elementos esenciales en su discurso: se construye una narrativa donde el adversario, la “derecha” o el “fascismo”es la encarnación de todos los males, un recurso efectivo para movilizar a la base electoral y desviar la atención de los propios desmanes.

El principio de transposición, radica en atribuir al adversario los propios errores o crímenes, es otra de las estrategias recurrentes. La supuesta “desinformación” o el “lawfare” denunciado por el gobierno y sus socios no es más que un intento de ocultar su propia manipulación mediática y su presión sobre el poder judicial. Como decía Goebbels: "Acusa a tu adversario de lo que tú haces, mientras lo distraes con un ruido ensordecedor". Esta táctica se refleja en la deslegitimación constante de jueces y fiscales cuando sus resoluciones no favorecen los intereses del poder.

La orquestación y la unanimidad, otros pilares del “método Goebbels”, se observan en la colonización de los medios de comunicación públicos y en la asfixia de la prensa crítica a través de subvenciones selectivas o presiones económicas. La repetición incesante de un mensaje único, el “gobierno progresista” frente a la “derecha reaccionaria”, crea la ilusión de consenso y desactiva el debate racional.

Por último, el principio de renovación, la constante producción de nuevos escándalos y distracciones para evitar que la opinión pública fije su atención en un solo punto, se ha convertido en una estrategia de supervivencia política. Cada crisis se tapa con la siguiente, de modo que las promesas incumplidas, los pactos oscuros y las cesiones a minorías radicales se diluyen en el frenesí informativo.

Así, el Gobierno de Sánchez no innova en propaganda, sino que recicla y perfecciona fórmulas clásicas para el control de la narrativa. Lo que en su día fue un arma de regímenes totalitarios, hoy se disfraza de “relato democrático”, pero con los mismos fines: el poder absoluto y la anulación del pensamiento crítico.


https://www.eldebate.com/opinion/20250314/no-atreveria-goebbels-complejos_278562.html

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