Palabras.-En ESPAÑA, la política se ha convertido en refugio de personas sin formación ni competencia, donde la ignorancia no solo no se penaliza, sino que se celebra como autenticidad. Quien cuestiona esta realidad es recibido con vulgaridad, insultos y desdén.

Mientras en cualquier profesión, sanidad, judicatura, ingeniería, cualquiera, se exige preparación, en la política se accede a puestos de gran responsabilidad, sin conocimientos específicos, ni respeto por el saber. Muchos representantes se amparan en una legitimidad electoral que consideran carta blanca para la ignorancia, y cuando se les confronta con sus carencias, responden no con argumentos sino con agresividad, zafiedad y desdén. Solo en la política se tolera y hasta se premia el desconocimiento. Esto no es democracia: es una parodia peligrosa de ella.

Solo en la política se tolera y hasta se premia el desconocimiento. Y no hablamos de tecnocracia, sino de respeto hacia la ciudadanía, hacia la ley, y hacia el cargo que se ostenta. Lo contrario, lo que vemos a diario en ESPAÑA, es una farsa peligrosa que se camufla de representación y se disfraza de cercanía, pero que en realidad desprecia a los ciudadanos que dice servir.

El maestro Max Weber no decía: “La política es una vocación. El político debe tener pasión, sentido de la responsabilidad y mesura.”, exactamente igual que en ESPAÑA, pero al revés.

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