Palabras.-ESPAÑA no se desmorona, se deja desmoronar. La ciudadanía contempla, inerte, cómo se pisotea el Estado de derecho, se pervierte la justicia, se asalta lo público y se pervierte el lenguaje hasta convertirlo en cómplice del crimen. Pero no hay gritos. No hay calles tomadas. Apenas un murmullo digital, una indignación performativa de sofá, y luego……… silencio-
martes, 27 de mayo de 2025
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El gobierno ejecuta su plan sin disimulo: captura institucional, manipulación mediática, cooptación judicial, impunidad selectiva y criminalización del disenso. La oposición, decorativa, sirve para mantener el espejismo democrático. Y el pueblo, o lo que queda de él, balbucea excusas: que si todos son iguales, que si no se puede hacer nada, que si mejor no meterse.
La ética, como la lógica, ha sido suspendida. Se premia al corrupto, se blanquea al traidor, se relativiza lo intolerable. Las instituciones ya no son instrumentos del bien común, sino trampas semánticas para legalizar el saqueo.
La ciudadanía española, gran parte de ella, lejos de ser víctima, es cómplice por omisión. Ha cambiado el criterio por el confort, la responsabilidad por la indiferencia, la dignidad por la narrativa. Y así, mientras aplaude series y sufre por el fútbol, le vacían el país. Decía el maestro Cicerón: “Cuanto más corrupto es el Estado, más leyes tiene”. Nosotros ya ni eso: tenemos decretos y boletines donde se cocina la rendición con aplausos. No somos Haití. Somos peores. Porque aquí aún hay memoria, pero hemos decidido olvidarla.
Ya no hay pregunta de rigor, si afirmación, réquiem por ESPAÑA.